dimanche 12 juin 2011

Carta al presidente Chavez del Secretario del PCB




Iván Pinheiro (*)
Quien le escribe esta carta, que posiblemente no leerá, es solamente uno de los millares y millares de militantes antiimperialistas que, en todo el mundo, viene respaldando la revolución bolivariana, simbolizada en su persona, y que hace más de diez años promueve cambios progresistas en Venezuela, la cuales repercuten positivamente entre los pueblos, sobre todo en América Latina.

Me enorgullezco de haber estado varias veces en la querida Venezuela cumpliendo la honrosa tarea de comprometer el modesto apoyo del Partido Comunista Brasileiro (PCB) a este profundo proceso de cambios, para lo cual su liderazgo ha sido fundamental. Quien le escribe, por lo tanto, es un aliado, no un adversario. Un aliado como muchos esparcidos por el mundo y que, en nuestros países –componiendo una red internacional espontánea de apoyo político a la revolución bolivariana–, defendemos su gobierno frente a la sistemática campaña de satanización que promueven los medios hegemónicos.

La confianza en su firme liderazgo me llevó, y ciertamente a muchos de sus aliados, a un silencio cómplice, cuando su gobierno entregó al Estado español a militantes vascos que vivían en Venezuela. Reincidimos en la complicidad cuando, al inicio de este año, comenzaron las “repatriaciones” de insurgentes a Colombia.

Algunos comenzamos a desconfiar de que no se trataba sólo de concesiones en nombre de las llamadas razones de Estado, sino de indicios de una inflexión política, cuando, por su decisión personal, el periodista Joaquín Pérez Becerra fue entregado a Colombia sin la mínima justificación convincente. Él vivía y trabajaba legalmente en Suecia, donde obtuvo ciudadanía, después de huir de la muerte en su tierra, hace veinte años, para no ser uno más de los 5.000 militantes de la Unión Patriótica asesinados por el terrorismo de Estado colombiano. Su “repatriación” se dio sin el debido proceso judicial y sin que pudiese tener acceso a diplomáticos suecos ni a parlamentarios y abogados venezuelanos que intentaron verlo.

La reciente detención en Venezuela de Julián Conrado, cantautor revolucionario colombiano, en una operación conjunta entre agentes de los dos países vecinos, aumenta nuestras preocupaciones. El anuncia de la operación fue hecho por el propio presidente de Colombia, al revelar un acuerdo bilateral para la captura en territorio venezolano de militantes colombianos, obligados a atravesar la frontera para salvar sus vidas de las masacres de que son víctimas.

Es difícil creer, Comandante, por su lucidez política y experiencia, que se trate de ilusión suya de que el presidente Santos sea más “confiable” que Uribe. Al final, él fue el Ministro de Defensa de Uribe y, como tal, conductor de una política represiva que resultó en millones de campesinos desplazados de sus casas, asesinatos en masas de dirigentes populares, “falsos positivos” y más de 7.500 presos viviendo en condiciones paupérrimas, además de haber transformado su país en una base militar norteamericana contra América Latina.

Sería también mucha inocencia, Presidente, imaginar que concesiones al imperialismo disminuirán la oposición de éste y de la oligarquía venezolana a su gobierno, como si lo “perdonaran” por sus posiciones en los últimos años. La reciente retaliación a PDVSA, por parte del gobierno estadounidense, muestra que no hay concesión que satisfaga al imperialismo, que hará todo para que el próximo presidente venezolano sea un auténtico y confiable burgués a su servicio. Si no es revertida inmediatamente esta fase regresiva de su gobierno, Comandante, el precio puede ser alto, inclusive su aislamiento político, con su pérdida de confianza en sectores populares e incluso de sectores de la pequeña burguesía, sin la conquista de apoyo de las oligarquías.

Infelizmente, la estrecha alianza actual entre su gobierno y el de Colombia no se limita a la represión a la insurgencia. Los dos acaban de articular la legitimación del golpe de Estado en Honduras, patrocinando un acuerdo para que la OEA reconociese a la cruel dictadura hondureña, impuesta hace dos años con el decisivo respaldo del imperialismo norteamericano.

El acuerdo, elaborado en Venezuela y Colombia, amnistió a los golpistas y todos los crímenes que cometieron contra militantes políticos progresistas y las leyes del país. En la práctica, se trata de una luz verde para El retorno de los golpes de Estado comandados por EE.UU. en América Latina. Los gobiernos que votaron en la OEA por el reconocimiento de la dictadura hondureña cavaron su propia tumba y la de sus sucesores.

Es increíble que justamente el Comandante Hugo Chávez, víctima, en 2002, de un golpe semejante al que sufrió Zelaya, haya sido el principal propulsor de este acuerdo. Hay que recordar que fue el pueblo venezolano el que, en las calles, derrotó el golpe y rescató a su Presidente para que regresara al gobierno con fuerza política, a diferencia de cómo regresa Zelaya a su país, como si fuese una concesión, una moneda de cambio, un premio de consolación, teniendo que humillarse ante su pueblo, agradeciendo públicamente no sólo a Chávez, sino a Santos y al propio dictador Porfirio Lobo. Y, lo más grave, es que el acuerdo no contempla cualquiera de las justas reivindicaciones de la combativa resistencia hondureña.

Presidente Chávez: alimentamos muchas esperanzas de que reflexione sobre sus actitudes recientes y vuelva a compatibilizar su discurso revolucionario con la práctica, reencontrándose con el deseo de cambios de su pueblo y de todos los pueblos. Un buen comienzo podría ser aprovechar la estrecha relación que mantiene con Santos y el prestigio que todavía tiene en América Latina, pero no para radicalizar la militarización del conflicto colombiano, como viene haciendo, sino para impulsar en la Unasur (creada justamente como contrapeso de la OEA y frente a las bases yanquis en Colombia) el inicio de negociaciones para una verdadera paz democrática con justicia social en Colombia, cuyo conflicto jamás será resuelto militarmente, debido a que sus profundas raíces tienen razones políticas, económicas y sociales de un país en que, hace décadas, la violencia y el terrorismo han sido las armas principales de la dominación burguesa.

Esperamos expectantes sus nuevos pronunciamientos y actitudes, Comandante Chávez, confiando sinceramente que recupere la confianza que cientos de miles de personas en todo el mundo siempre le depositamos y valorice la esperanza y la seguridad de que sus actitudes antiimperialistas y progresistas aportan a la Revolución Cubana , a los pueblos del Ecuador, de Bolivia, de Nicaragua, que avanzan en sus procesos de cambios sociales y a todos los pueblos que los desean.



Río de Janeiro, 7 de junio de 2011

Iván Pinheiro* (Secretario General del PCB – Partido Comunista Brasileiro)

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